Capítulo 6 - Un helado invierno

31 de marzo de 2022    

    No queda duda de que el pasado invierno en Oregón fue completamente diferente a lo que estaba acostumbrado. Quedaban atrás aquellos inviernos frescos y húmedos de Pamplona, y se avecinaba un invierno mucho más frío y con mucha más nieve. Con temperaturas de hasta -18ºC y un espesor de nieve de hasta 20 cm en la puerta de mi casa, saqué provecho a la chimenea y no salí mucho.

    Llegó la Navidad y con ella todos los preparativos. Ya en diciembre, fui con mi host family al bosque y cortamos un abeto para colocarlo en el salón. Fue complicado elegir entre tantos, pero al final conseguimos uno que, con suerte, cupo en nuestra casa. Unos días antes de Navidad, me llegó un paquete desde España de mis padres. Cuando vi mi querido turrón Suchard, polvorones y demás dulces navideños, ¡no me lo podía creer! ¡Me supieron mejor que nunca! Después, ya el 25 de diciembre, nos despertamos ansiosos por saber lo que “Papá Noel” había dejado bajo el árbol. ¡No podía estar más agradecido!

    Pasó ya un tiempo desde que acabé cross country en noviembre y decidí salir a correr por mi cuenta por las tardes con el fin de prepararme para track and field en primavera (siempre que la nieve me lo permitiese, claro). Durante ese invierno, no practiqué ningún deporte más allá de este ejercicio. Lo que sí que hice fue ir a cada partido de baloncesto de mis amigos y amigas a animarlos. Me hizo mucha ilusión que, durante mi estancia, pasara algo histórico para mi instituto; las chicas de baloncesto ganaron el campeonato de estado y se proclamaron State Champions por primera vez en la historia.

    La primera semana de febrero fui de viaje a Yellowstone con mi host dad y su familia (hermanos, padres…). Ambos somos grandes amantes del esquí y la nieve, por lo que esperábamos este viaje con muchas ganas. El primer día, fuimos a la conocida estación Big Sky, en Montana, y la verdad que nunca había estado en una estación tan grande. Eso sí, el precio no se quedaba corto y era a proporción con el tamaño de la estación. Por ello, al día siguiente, decidimos alquilar unas motos de nieve y disfrutar conduciendo entre árboles en lugar de esquiar otra vez. Fue muy divertido a pesar de la sensación térmica de -30ºC. El problema llegó al día siguiente, cuando fuimos a otra estación de esquí a Idaho. Disfrutamos mucho hasta el final del día, cuando mi host dad se cayó fuertemente y se rompió la pierna. Yo era el único que estaba con él así que tuve que llamar al servicio de rescate y, posteriormente, bajar con él en ambulancia. Se fracturó la tibia y el peroné, y todavía no se ha recuperado completamente.

    Dicen que no hay mal que por bien no venga y es que, aunque obviamente él me dio mucha pena y fue una experiencia un poco traumática para mí, pude pasar tres semanas en casa de mi coordinadora local. Su familia es encantadora y, gracias a estas semanas, me hice muy amigo de su hija y nos lo pasamos en grande.

    Resumiría esta estación como caótica pero renovadora. Fue un claro resumen del año de intercambio, con subidas y bajadas radicales como una montaña rusa.



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